Hace ya unos días comenzó la Ultra Sierra Nevada (www.ultrasierranevada.com) en pleno centro de
Granada. En esos días España estaba inmersa en una importante ola de calor, siendo ésta
una de las provincias más afectadas.
Según se acercaba el coche, desde
mi ciudad de origen, el termómetro no dejaba de aumentar e iba marcando más y
más grados. En varias zonas registro más de 47 grados. Ahí me di cuenta que la
carrera iba ser diferente a las que había hecho hasta ahora. Pero el calor
estaba ahí y el objetivo de acabar no se debía ver afectado por ello. Casi 500 eramos los inscritos y creo que finalmente sólo 185 pudieron ver la línea de meta.
Comenzó la carrera con más de 34
grados por el centro histórico de esta bonita ciudad. Bello recorrido y también
bastante duro. Pronto me encontré en pleno campo subiendo y bajando empinados
cortafuegos… la noche pasó sin más. Lo peor estaba por llegar.
Vi amanecer camino de Quentar.
Iba según lo previsto, pero una vez pasado el pueblo con su avituallamiento
venía una primera dificultad montañosa que pase bien. Al final de la misma,
Dirección de Carrera me detuvo porque según ellos parecía que iba bastante
blanco y desorientado… yo no me sentí así en ningún momento, pero tras pararme,
me hicieron unas pruebas médicas y físicas para comprobar mi estado. Todo
resulto positivo y me dejaron continuar. Fue una media hora que dedique a
beber, comer… puesto que el siguiente avituallamiento estaba a 12 km pero el
sol ya brillaba y no nos abandonaría durante el resto del recorrido. Además
conviene recordar que la sierra de Granada carece de árboles que proporcionen sombra
pero si posee infinidad de matorrales bajos que van dejando sus marcas en todo
tu cuerpo a lo largo del mismo.
El sol y el calor ajusticiaban mi
recorrido con lo que tuve que alargar mis avituallamientos en demasía puesto
que en carrera no encontraba el momento, ni el lugar ni tampoco las ganas para
beber y comer… había llegado ese momento donde el cuerpo no quiere nada más que
parar y descansar. Era el km 70 y me quedaba lo más duro. Pero, afortunadamente
para mí, mentalmente me encontraba aún
fuerte.
El camino hasta Pradollano, a
pies del Veleta (2300 m), fue bastante duro pasando a las 15.30 por el temido
barranco de las víboras, personalmente
para mí la zona más dura del recorrido.
Una vez me situé de frente al
Veleta, km 88, sabía que me quedaban 4,5 km con 900 m de desnivel positivo y
con 3100 m de altitud. Esta parte final la hice muy lento pero a ritmo
constante. Una vez arriba, sólo quedaba dejarse caer. Me quedaban piernas para
ello y así llegue a meta.
He de decir sobre la prueba que
la Organización es correcta al igual que el trato recibido pero no está a la
altura de otras pruebas pese a que tienen seguramente el recorrido más duro y
bonito de correr.
Ahora toca descansar y estudiar qué carrera correr para obtener los 5 ptos ITRA que me quedan para poder formar parte del sorteo para el UTMB 2018.