El pasado domingo 10 de mayo tuvo lugar la Maratón de Vitoria y nuestro compañero Fernando participo en la prueba que se marco como objetivo de la primera mitad del año. Fer a querido compartir con nosotros la crónica de la prueba.
La intención, y para ello había entrenado, era acercarme a las 3h 15m, pero al final no salió el día y me volví a casa muy contento con 3h 25m 31s.
Inmersos en una inusual ola de calor veraniego, llegamos a Vitoria el sábado con la idea de conocer la ciudad, disfrutar de los pinchos, y al día siguiente, correr la carrera. Marcos nos hizo de anfitrión y nos llevó a conocer lo mejor de Vitoria, a beber y comer en los mejores bares, y sobre todo a desayunar a las 7 de la mañana en uno de los pocos sitios que estaban abiertos a esa hora.
Con el estómago lleno y los deberes hechos en el WC nos plantamos en la línea de salida, y digo "nos" porque de Madrid fuimos 4 amiguetes (David, Rafa, Jesús y yo mismo), que ir uno solo siempre es más aburrido y los piques entre nosotros le dan sabor al tema. La agenda de la mañana estaba cargada, porque antes que nosotros salían los patinadores (impresionante el final al sprint en poco más de 1h), a continuación los maratonianos, justo detrás los participantes en la media maratón, y finalmente los del 10k. A mí personalmente no me gustó ese planteamiento, porque al poco de salir te pasaban los de la media y el 10k como una bala. El mismísimo Martín Fiz me quitó las pegatinas al pasarme por la derecha cuando ni siquiera había transcurrido un kilómetro (Fiz a la postre sería 2º en la media maratón). Además, durante más de 5kms me junté con un chaval que llevaba buen ritmo, y pensé que sería una buena rueda hasta que me dijo que él corría la media, y que ir a 4'30'' durante otros 21kms le parecía imposible. A mí me pareció muy arriesgado intentar seguir ese ritmo y poco a poco me fui dejando caer.
Durante muchísimos kilómetros mantuve al globo de las 3h 15m unos 200m por detrás, y como sabía que al final me alcanzaría, mi idea era agarrarme a él y llegar en el paquete a meta, sin embargo pagué el ritmo, el calor, el recorrido o la falta de entrenamiento. El globo me alcanzó en el kilómetro 31 y sólo pude aguantar 500m con ellos. Ni las piernas, ni sobretodo la cabeza, daban para más, así que tuve que cambiar de objetivos e intentar llegar a meta lo más dignamente posible.
Después de más de 30 kilómetros a una media de 4'33'' veía como, kilómetro a kilómetro, bajaba el ritmo y empeoraban mis sensaciones. Los últimos 5km fueron mortales, a más de 6' el km, agobiado por el calor y la sed, y con ganas de llegar. Pero el colchón que tenía acumulado durante la primera parte de la carrera me sirvió para llegar a meta por debajo de 3h 30m.
Sobre la carrera en sí, pues bueno, no fue como me esperaba. No sólo porque no me sentí como quería, sino porque el día salió muy caluroso (aunque en eso no podemos hacer nada), y sobre todo por el recorrido. Muchísimos kilómetros (por lo menos del 30 al 40) transcurrieron por una zona residencial de rectas larguísimas y sin ninguna sombra, creo que era el barrio de Salburua y la zona de la Universidad. La organización no podía prever un día de tanto calor, pero aprovechando que Vitoria es una de las ciudades con más zonas verdes de Europa, podían habernos metido por alguno de sus muchos parques y que nos diera un poco la sombra.
Sobre los vitorianos qué decir!, chapeau!... se ve que en el norte a la gente le gusta el atletismo y se vuelca con su maratón. Incluso en las zonas más desiertas, la poca gente que había se desgañitaba, te animaba, te daba agua y reconocía tu esfuerzo. Tuve esa misma sensación cuando corrí en San Sebastián, y se ha ratificado en Vitoria.
Y nada más que añadir, agradecer los ánimos de los vitorianos, y sobre todo la ayuda de Marcos, y su planificación durante nuestra estancia, donde no tuvimos que preocuparnos de nada más que de correr.
Saludos. Fernando.
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